El país está caliente, muy encabronado

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PRI
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Hacía, por la mañana de este lunes en el feis, mi querido Víctor Manuel Juárez una importantísima observación, que retrata al México gobernado por tecnócratas, por globalizadores, por neoliberales sin vergüenza, sin ética, sin sensibilidad social; por comerciantes de la política: “Hoy los noticieros televisivos, más que noticias, ofrecieron un parte de guerra: 14 ejecutados en Tamaulipas, la mayoría niñas en manos de zetas; 15 acribillados en Guerrero, en enfrentamientos entre narcos; caída de cuatro cabecillas de los templarios. El país se pudre aceleradamente. ¿O no?

Así es, mi querido colega de véteras batallas periodísticas, cuando nos dedicábamos a destapar cloacas para poner en evidencia a gobernantes sin escrúpulos, corruptos, represores. El país se pudre aceleradamente. Pero más bien yo diría que lo están pudriendo quienes ya llegaron podridos al poder.

Yo no son moralista. No sigo una moral, porque no me gusta en vista de que lo que es incorrecto en París puede ser correcto en San Juan Chamula. Menos soy inmoral.

Eso me revienta porque veo a tantos inmorales que se aprovechan de la ignorancia y el hambre de millones de mexicanos para ascender en la escalera hacia la cima del poder aplastando gente, quebrantando cráneos, extirpando corazones, pisoteando vientres, violando cuando derecho humano tiene el ser humano.

Prefiero ser amoral porque la amoralidad me lleva a lo justo y no quiero ser injusto ni en mi vida personal ni menos en mi vida pública como profesional del periodismo. El único delito que existe en el mundo es la injusticia. De ella derivan todos los demás actos impúdicos, delictivos, de un ser humano perverso o inconsciente, o enfermo emocional, y particularmente, en el caso, de la clase política y de las clases dominantes económicamente.

El problema de los políticos no es que sean rateros ni violadores de los derechos humanos. Es que son una caterva de inmorales inconscientes, que no saben que no saben y que por tanto creen que tienen la razón de morderle la oreja a juan de las pitas simplemente porque sí, porque yo lo digo. Y se van de largo.

Manlio Fabio Beltrones, todo un buen pillo de la política, los puso en evidencia saliéndose de la dirigencia de un PRI en decadencia, moribundo, que ya no se da cuenta que aspira y espira, que respira. Y no hay nadie que pueda salvarlo, ni el chapulín colorado. Y por tanto el jefe máximo nombra, como dice mi tocayo, a un enterrador del pri, que es el joven Enrique Ochoa Reza, que bien puede ser pantionero, economista de empresa privada, tesorero municipal en Michoacán, donde vio la luz primera, y quizá pueda llegar a diputado, pues en aquellos lares y bares sólo en su casa lo conocen. Pues le tocó la rifa del tigre y tiene que cumplir: organizar los funerales del PRI y su entierro o cremación.

Eso es lo que quieren los neopolíticos. Acabar con el partido que representa un reto, independientemente que quienes lo dirigieron hayan sido una ratas, si es verdad que lo fueron. La generación de Atlacomulco y Pachuca quiere algo moderno, un partido al estilo de los laboristas de Inglaterra, o los republicanos del norte de los Estados Unidos, o un PP que mantiene a España en los últimos lugares de la economía europea. Que hagan buenos negocios, que enriquezcan a las elites y que creen un sistema escolarizado que forme servidumbre mal pagada.

A Manlio lo echaron del partido precisamente porque representaba el pasado ideológico, doctrinario – tampoco crean que Manlio Fabio se salva de la picota -, el político netamente priista que vela por los intereses del partido y lo quiere tanto por sus propios intereses como por los intereses del gremio. Pero los neoliberales toluquenses y pachuquenses no quieren partido. Por ello han empezado a preparar la cama para adormecer al PRI y darle sepultura. Esa es la misión de un señor cuarentón que no tiene ni idea de la historia de México, de la Revolución que no sé si costó un millón de muertos, pero que dejó claro que la tierra es de quien la trabaja, que los latifundios son expropiables, que los monopolios son un gran delito, que la exclusión de la mujer es fatídica etc. Y tampoco conoce la historia del PRI.

Y el jefe tiene que apurarse. Ya no le queda mucho tiempo. Sólo cinco meses de 2016 y 12 del 2017 que es poco para esperar julio de 2018 y tener enfrente a otro, que es casi seguro no será priísta porque la gente, inclusive la ignorante y la que tiene hambre que significa votos comprables, negociables por un plato de lentejas, no está de mal humor. Esta encabronadamente encabronada por la mala vida que le ha dado este gobierno priísta.

analisisafondo@gmail.com