Al participar en la presentación del avance de la obra “Fuentes Históricas sobre la Constitución de 1917”, en el Castillo de Chapultepec, el legislador señaló que estamos en tiempos demandantes y retadores, para que la gente bien intencionada “más allá de banderías políticas”, se ponga de acuerdo en lo fundamental y cambie la posición del eje del poder”.
Se dijo convencido de que el signo en los tiempos de la política actual es la redistribución del poder, no solo entre los ámbitos municipal, estatal y federal, sino entre poderes y con miras a que la persona es sujeta de derechos.
Destacó la importancia del texto constitucional mexicano, ya que, exaltó, fue desde el de 1857 que hubo catálogo de derechos fundamentales, que fueron conocidos posteriormente como garantías individuales.
“No obstante las dificultades intestinas y diferencias entre federalistas, centralistas, monárquicos, conservadores y liberales, no impidieron la discusión libre de las ideas y la generación de textos constitucionales que al final reflejan un momento en la vida de la nación”.
Abundó que en ese marco constitutivo se acreditó que por encima de banderías transitorias y coyunturales, todos eran mexicanos nacionalistas que defendieron su punto de vista, sin demeritar su condición de patriota.
Puntualizó que la vida constitucional ha dado lecciones “que hoy en día ayudan a discutir cuál es el país que queremos y soñamos”.
Reivindicó que las sucesivas reformas que se han realizado en cien años a la Constitución de 1917, la mantienen no sólo vigente, sino sustantivamente “viva”.
“Es un instrumento que no solo tiene la fuerza de la formalidad, sino el vigor de la positividad y está enraizado en la realidad circundante”.
El coordinador y compilador de la obra presentada, Jorge Fernández Ruiz, señaló que este trabajo reúne los instrumentos constitucionales más importantes del constitucionalismo occidental, los cuales son usados por prestigiados académicos que analizan su contenido, a fin de poner en su contexto histórico la Constitución Política de 1917 actualizada, para ponerla en consonancia con su respectiva circunstancia.
Estimó que en los años venideros será útil asomarse a las páginas de esta obra editorial construida con las fuentes históricas de nuestra ley fundamental.
Carlos Ramiro Ruiz Moreno, coordinador de la maestría en Derecho de la Universidad de Guadalajara, estimó que es oportuno cobrar conciencia de los diferentes foros académicos que actualmente se debaten, “admitiendo, sin conceder, la presunta necesidad de abrogar nuestra Constitución para establecer en su lugar otra renovada, con mejor técnica legislativa, a efecto de depurar y homogeneizar las normas constitucionales vigentes de cara a las nuevas tendencias”.
Subrayó que al sistematizar el estudio de las fuentes históricas de la Constitución de 1917, “no podemos desprendernos de sus principios, ni mucho menos negar nuestro pasado histórico, pues con ello borraríamos la identidad nacional del pueblo soberano y perderíamos la tradición jurídica que soporta, en el orden filosófico-jurídico, la continuidad del Estado de Derecho”.
Miriam Mabel Ivanega profesora de Universidades Públicas y Privadas de Iberoamérica, llamó a mirar la importancia del legislativo sobre el constitucionalismo moderno, el cual, aseguró, se ve reflejado en actos como la elaboración de esta obra. “En ella se refleja el valor histórico, jurídico y político de la evolución del hombre y la sociedad, sus debates, luchas y reconciliaciones”.
La doctora Patricia Galeana, directora General del Instituto Nacional de Estudios Históricos y de las Revoluciones de México, pidió promover estos textos para que sean leídos por las nuevas generaciones y conozcan el mérito de este marco jurídico, que el próximo año cumple su primer centenario.