Es un proyecto de largo plazo. El proceso comienza con la fase de exploración, que tomará una década. Después, hay un cuatrienio llamado periodo inicial y luego dos más, denominados adicionales, expuso.
Para cuando transcurra este lapso, estaremos en 2027, y si esto va bien y hay un descubrimiento en alguno de estos bloques, habrá un tiempo de evaluación, que puede ser de unos tres años, por lo que hasta 2030 podrían producirse barriles de crudo, explicó el especialista.
La profundidad mínima en los 10 campos petrolíferos próximos a licitar por parte del Estado mexicano es de tres mil metros bajo el agua; actualmente hay poca tecnología disponible para realizar estas operaciones de perforación.
“No existe un solo pozo en el mundo a tales honduras. Esto quiere decir que quienes han diseñado la reforma energética tienen las miras en los próximos 50 años y esperan que en ese tiempo la industria continúe su marcha a zonas más difíciles”, dijo Barbosa Cano.
El que se desarrolle la licitación en la zona del Golfo de México no significa algún engaño, simplemente es la región en la que hay indicios de existencia del hidrocarburo, pero presenta las condiciones más desafiantes.
Recordó que para llevar a cabo la inversión, las bases de licitación costaron 33 millones de dólares cada una. Además, las 21 empresas inscritas en la cuarta adjudicación participarán en una subasta de 10 bloques, equivalentes a poco más de 178 mil kilómetros cuadrados del territorio nacional, y no todos los interesados cuentan con ese capital.
Por ello, de momento el proceso de explotación en aguas profundas será lento, en tanto se desarrolla la industria de manera paralela, concluyó.