“El SAP no es una bandera de lucha de géneros, es una realidad, que sigue aplastando a niños y niñas”, aseveró.
En entrevista, la diputada explicó que la iniciativa propuesta representa un notable avance, porque pretende hacer posible y materializar el cumplimiento de los derechos de las niñas y niños, sobre todo en materia de su derecho a un ambiente de armonía, obedeciendo a la necesidad creciente de crear un entorno protector que los defienda contra la susceptibilidad a la que están expuestos, ya que los niños y adolescentes de padres divorciados son foco propenso a ser motivo del síndrome de alienación parental.
Puntualizó que este síntoma es por demás negativo, por lo cual dijo que es importante determinar políticas públicas para que estas situaciones sean controladas desde las determinaciones judiciales en los casos de patria potestad, guarda y custodia y pérdida de la misma.
“Esta problemática perjudica el desarrollo social, físico, mental y emocional de las y los menores por la desintegración familiar, provoca un daño irreparable para el niño o niña contraviniendo su derecho fundamental de desarrollarse integralmente y a la posibilidad de convivir con ambos progenitores aunque existan problemas entre ellos, por lo que es menester que el Congreso de la Unión en nuestro país aborde este problema, lo conceptualice, establezca medidas de atención, e incluso establezca sanciones de carácter familiar, pero lo más importante, armonice el concepto, porque aunque no esté contemplado aún en nuestra legislación como tal, están los preceptos de violencia familiar en nuestras leyes federal, y es menester del Estado la congruencia de proteger los derechos de las niñas y niños, sobre todo los que se encuentren en una situación vulnerable”, aunó.
Asimismo, subrayó que el secuestro parental de menores, configura uno de los comportamientos alienadores más perniciosos del Síndrome de Alienación Parental, debido a que la nocividad de esta estrategia maquiavélica reside en que durante el alejamiento temporal y/o permanente del niño, procede a borrar persuasivamente los recuerdos gratos vivenciados por el niño, con lo que se vulnera el lazo amoroso y se fractura la lealtad con el otro progenitor, por lo cual esta retención forzada, profana los cimientos emocionales, la sensibilidad y expectativas de un niño, su propio hijo.
Para finalizar, dijo que el derecho familiar tiene que evolucionar porque corresponde a una vida humana normativa, ya que la familia no es una persona jurídica pero sí un organismo jurídico cuyo carácter es evolutivo y cambiante entre sus miembros.
“La familia viene entonces a ser un organismo similar al Estado pues en él hay relaciones de interdependencia entre los sujetos y subordinación de ellos al Estado, las mismas relaciones de interdependencia se dan en la familia; el único cambio es que la subordinación es al interés familiar”, concluyó.