Advirtió que en modo alguno es suficiente que ésos o cualesquier otros funcionarios investiguen sobre las causas de la explosión que mató, hirió y provocó la desaparición de mexicanos si desde antes de esta desastrosa asociación se había advertido de su ilegalidad y sus funestas consecuencias.
Señaló que ni siquiera la desprestigiada dirigencia sindical quiso ser cómplice de dicha asociación cuando durante 2011 y 2012 se presentaron en el Consejo de Administración de PEMEX las propuestas para concretarla a través de una asociación público-privada o APP, pues claramente contravenía el artículo 27 constitucional y la Ley Reglamentaria del Petróleo entonces vigentes.
Sin embargo, el 16 de enero de 2013, apenas iniciado el actual sexenio priista y mucho antes de imponer su reforma energética, el mismo Consejo de Administración de PEMEX, dominado por los Secretarios de Hacienda y Energía, autorizó dicha alianza escudándose en un permiso de la Comisión Federal de Competencia, entonces dependiente de la Secretaría de Economía.
Saldaña Morán refirió que desde antes se pusieron en marcha en “Pajaritos” las mismas triquiñuelas mediante las cuales se quiebran empresas del Estado Mexicano para después rematarlas o regalarlas a ciertos grupos político-empresariales que, con frecuencia, ni siquiera tienen suficiencia de recursos propios.
Es el caso de Mexichem, propiedad de Antonio del Valle Ruiz, quien durante las administraciones priistas adquirió Banco Internacional y le cambió de nombre a Bital. Al borde de la quiebra, se benefició de su rescate a través del Fobaproa y, en el sexenio de Vicente Fox, vendió su parte accionaria y compró “Cloro de Tehuantepec”, uno de los proveedores de ese insumo a “Pajaritos” y donde PEMEX tenía 40 por ciento de acciones.
En la maniobra PEMEX se quedó sin acciones y sin el suministro para producir monocloruro de vinilo, salvo al precio que se lo vendiera Mexichem, pero además su directiva realizó intencionadamente inversiones desastrosas que menguaron e, incluso, paralizaron su producción, lo que aprovechó Mexichem para ganar y desplazar del mercado a “Pajaritos”.
Tan sólo de 2005 a 2013 esta planta perdió casi 13 mil millones de pesos, lo que fue pretexto para que, primero, PEMEX rentara sus instalaciones a Mexichem y luego se asociara con ella en Petroquímica Mexicana de Vinilo, S.A. de C.V., quedándose con sólo 41.5 por ciento de las acciones, frente al 58.5 del ex banquero, a quien le entregó terrenos e instalaciones.
Fue tal el cúmulo de irregularidades en estas transacciones –dijo Julio Saldaña- que la Auditoría Superior de la Federación no encontró documentación, argumentación o justificación para esta alianza y las ventajas que supuestamente obtendría PEMEX.
En realidad –agregó- se trató de “un regalo” del gobierno y sus partidos aliados a uno de sus “cuates”, como han hecho en muchos otros casos, pero con el agravante de ni siquiera cuidar la más elemental legalidad ni garantizar los mínimos requisitos de seguridad, lo que derivó en siniestros que han costado incluso vidas humanas, como el del pasado 20 de abril y el de octubre de 2015.
En tal sentido, alertó sobre el potencial riesgo de más siniestros similares a éstos, pues quienes despojan a la nación de bienes como el de “Pajaritos” no son capaces, por su misma ambición e irresponsabilidad, de subsanar el abandono y descuido gubernamental hacia las instalaciones de PEMEX.
Como en otras ocasiones, pidió al Congreso de la Unión no ser indiferente frente a estas tragedias y llamar a cuentas a Mexichem y al director de PEMEX, pero también a los integrantes de su Consejo de Administración, si es necesario con apoyo de la Secretaría de la Función Pública, la Auditoría Superior de la Federación, y la Agencia Nacional de Seguridad Industrial y de Protección al Medio Ambiente del Sector Hidrocarburos, cada una de las cuales debería intervenir de inmediato en el ámbito de sus responsabilidades.