Apenas partió Francisco de regreso a Roma y el mundo de las noticias volvió a dar un giro al conocerse que el presidente Obama viajará a la Cuba de los Castro el mes que viene.
Sin duda la gran foto será la del encuentro del mandatario norteamericano con Fidel.
Al final el pequeño y poderoso David antillano vence así al poderoso Goliat estadounidense.
Lo que sigue es el fin del bloqueo, ya lleno de hoyos por el envío de remesas de migrantes cubanos a sus parientes en la Isla, por el establecimiento de las primeras empresas con capital norteamericano en Cuba y por la apertura de vuelos directos entre las dos naciones.
La verdad es que esta derrota del duro capitalismo estadounidense ante el comunismo tropical cubano se conoció el miércoles 17 de diciembre de 2014.
Ese día se dio la noticia de que EU restablecía relaciones con Cuba. Ese miércoles quedaban atrás 55 años de un rompimiento que inició el 4 de enero de 1961.
El izamiento de banderas en las embajadas de los respectivos países en los meses siguientes tanto en Washington como en La Habana, los apretones de manos de Obama y Raúl Castro en encuentros de jefes de Estadoen diversas reuniones por el mundo, y el reinicio de vuelos directos de un país al otro solo fueron una consecuencia natural del fin a 55 años de ruptura.
Una ruptura que llevó al estruendoso fracaso de la invasión de Bahía de Cochinos y la crisis de los misiles que estuvo a punto de provocar la guerra nuclear.
Años en los que Fidel Castro en la cúpula del poder cubano vio pasar a 11 presidentes norteamericanos, a saber: Dwight Eisenhower, John F. Kennedy, Lyndon Johnson, Richard Nixon, Gerald Ford, Jimmy Carter, Ronald Reagan, George Bush, Bill Clinton, George W. Bush, y ahora Barack Obama.
Decenas de años en que la guerra entre EU y Fidel Castro se dirimió por todas las vías posibles, incluso la armada, en varios países latinoamericanos.
Queda para la historia aquel enfrentamiento en que, en la pequeña isla de Granada, 11 soldados cubanos mantuvieron a raya durante días a todo un pelotón de marines norteamericanos enfrentados por la construcción de una pista aérea.
Las otras contiendas, casi todas perdidas por los estadounidenses, se dieron a través de la música, la literatura, la ideología y la natural empatía de todos los latinoamericanos con los cubanos.
El próximo mes de marzo todo esto estará presente en el encuentro de Fidel con Obama. Un Fidel a punto de cumplir los 90 años, pero a decir de quienes han estado recientemente con él, absolutamente lúcido.
El mandatario norteamericano vivirá en su viaje a una cuba cuya mayoría de habitantes nació y se formó dentro del régimen castrista.
CAMBIA EL CARIBE
El reencuentro norteamericano-cubano, la reapertura de relaciones en todos los niveles entre las dos naciones, la inevitable atracción que ejerce Cuba en los estadounidenses marca ya un reacomodo de intereses políticos y económicos en el Caribe del cual México forma parte.
Por eso y más la reapertura de relaciones de EU con Cuba debe tener ya una mesa de análisis en varias oficinas del gobierno mexicano.
Sin duda gran parte de las inversiones estadounidenses en el área del turismo y sus servicios irán ahora a la Isla y no a los centros vacacionales mexicanos de Quintana Roo.
Ni que decir que los turistas estadounidenses en lugar de venir a Cancún, Playa del Carmen y otros lugares mexicanos inundarán durante los siguientes meses, años, las ciudades, hoteles, restaurantes, tiendas y playas cubanas.
Otro de los atractivos cubanos es su avanzada medicina. Ahí se dará otro de los desarrollos de los viajes y negocios norteamericanos. Y eso impactará sin duda al gran negocio que son ahora los servicios médicos establecidos en los estados fronterizos del sur de EU y del norte de México.
En fin, una reapertura que significa ya un cambio de fondo en el los equilibrios del poder en EU y de Cuba y una reorientación en las naciones que integran el Caribe.
ECOS
Al regresar al Vaticano, el Papa Francisco dejó tras de sí un revoltijo de emociones que dejó enfrentados a algunos pequeños sectores mexicanos, mientras las mayorías se regocijaron una vez más de tener en México a un Papa.
De unos y otros sectores dio cuenta ayer una rápida encuesta realizada por el Gabinete de Comunicación Estratégica en que sobresale que apenas un 8% de los mexicanos no estuvieron conformes con esta visita papal, sus señalamientos y encuentros.
Al fin tiempos estos de redes sociales, con el impacto de su inmediatez y superficialidad, para algunos de ese 8% la visita y los mensajes del Pontífice se perdieron en discusiones sobre el color del vestido de la hermosa esposa del presidente Enrique Peña Nieto, y en debatir si el Pontífice debió entrar o no a Palacio Nacional y saludar y convivir con la alta clase política y económica de México y los familiares de estos.
Convertida hoy la noticia en show mediático, las necesarias reflexiones a que nos convocaban los señalamientos de Francisco fueron catafixiados por triviales memes carentes de ingenio y sobrecargados de una evidente intención de descalificación pejista.
Bueno, hubo incluso alguien que con un simplismo ramplón opinó sobre la visita de Francisco: ¡Qué bueno que vino… y qué bueno que se fue!
Desde mi perspectiva la visita del Papa Francisco a México tenía –y logró-, objetivos precisos: replantear la relación del Vaticano con los poderes reales y fácticos de México; realinear y relanzar los poderes dentro de la Iglesia Católica en México; reforzar los símbolos de esta Iglesia, tan esenciales para el mantenimiento de la fe y la cercanía con el grueso del pueblo, de ahí su permanente mención de la Virgen de Guadalupe; renovar la necesaria cercanía personal con las masas; reivindicar las luchas de su Iglesia a favor de los desvalidos, pobres y enfermos, y sobre todo con lo que tiene que ver con los jóvenes, tan alejados hoy de todo poder; de reclamar la equidad social y convocar a la humildad y al ejercicio de la honestidad.
Nadie puede ignorar que el Papa Francisco llegó a quienes quería llegar: gobernantes, empresarios, jerarquía católica, creyentes, niños, jóvenes, indígenas, migrantes, presos, delincuentes, narcos, corruptos y a quienes viven en familia.
Por lo pronto y de acuerdo a la encuesta mencionada, se puede afirmar que el 80% de los mexicanos consideró esta visita como “muy buena” y más de un 60% opinó que el Gobierno de Enrique Peña Nieto cumplió bien con el visitante.
PROTESTAN
Enterados del recorte presupuestal por 132 mil millones de pesos que realizará el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto al gasto público de 2016, la Asociación Nacional de Alcaldes, la ANAC, afirmó que este ajuste afectará sobre todo a las familias mexicanas.
La ANAC considera que las participaciones federales a estados y municipios serán automáticamente menores a las el año pasado debido a la caída del precio del petróleo y por la crisis financiera que vive el mundo.
Los alcaldes afiliados ven que el recorte d por 132 mil millones de pesos afectará inevitablemente a la derrama natural de recursos vía compras de productos y servicios y eso impactará en la recaudación de impuestos.