¿Tendremos remedio los mexicanos?

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A veces quiero creer que los mexicanos, con su enorme carga de violencia, dolor, muerte, llanto; con su bagaje de gobiernos corruptos, impunes, que se sienten dueños de la vida y de la muerte, como un dios azteca, aquel pueblo imperialista que arrasaba con todo; con bien organizadas pandillas de delincuencia organizada y narcotráfico, tuviesen remedio. Tuviesen salvación.

Ya no lo sé,

Bagdad es una de los conglomerados humanos más grandes del mundo con su riqueza diabólica de muerte. Pues Bagdad, el imperio de la fantasía de Las Mil y Una Noches, se queda corto ante lo que sufren los mexicanos, de parte de los gobernantes, de parte de los criminales, de parte de los narcotraficantes, de parte de la confrontación entre los cárteles de la maña.

La  más reciente tragedia ideada y operada por quién sabe quién dentro del penal de Topo Chico, en Monterrey,  ya es de todos conocida desde que los noticiarios radiales empezaron a dar trascendidos, pero ninguna versión oficial.

En una noche madrugada controlada por la guardia del penal, noche tranquila, serena, de sueño, salieron de las sombras los asesinos y mataron a unos 52 presos, compañeros suyos.

¿Qué necesidad? Hasta dónde puede llegar la perversidad de una mente enferma. Y me refiero también a los políticos, no sólo a los de la llamada delincuencia organizada. El sistema penitenciario, a la mitad de la administración de los toluqueños e hidalguenses, sigue más podrido que siempre. Si no, cómo se explica, por ejemplo, la fuga de Joaquín El Chapo Guzmán, que reaprehendido ya anda maquinando como organizar una tercera fuga mediante la corrupción de las autoridades encargadas del penal.

Y las matanzas, como la de Topo Chico, de la noche del miércoles, no tienen nombre. El coordinador del PRD en el Senado, Miguel Barbosa Huerta, por ejemplo, lamentó que el gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón, que se presumió de candidato independiente, haya abierto un vacío de información sobre los hechos ocurrido en el penal de Topo Chico, de los cuales, al momento (las 13:15 horas de este jueves), sólo se conocen filtraciones. El silencio causa desconfianza. Pensar que el gobierno de Nuevo León se tarde en dar a conocer las cosas para preparar una “verdad oficial, una verdad histórica”, dijo Barbosa. Igual que en el caso de las desapariciones forzadas y la aparición de los desaparecidos hechos polvo en cementerios clandestinos, o el caso de la desaparición de los 43 estudiantes normalistas en Iguala, claman desconfianza. Un proceso lleno de mentiras, de falsedades, de las que el responsable directo fue el entonces procurador Jesús Murillo Karam, a quien nadie ha llamado a explicar por qué mintió. El padre de la mentira es el diablo, dice la Biblia.

 “Fue soberbia” que las fuerzas armadas hayan sido relevadas del control de Topo Chico, por decisión del gobernador Jaime Rodríguez Calderón, al desechar el Convenio de Coordinación en materia de Seguridad Pública. Hasta el medio día de este jueves, Rodríguez Calderón, confirmó el fallecimiento de 52 internos, todos varones, tras un enfrentamiento registrado a las 23:30 horas de ayer miércoles, en el penal Topo Chico, ubicado en Monterrey.

Y lo que sigue ocurriendo en el estado de Veracruz, a la vista del gobernador Javier Duarte, quien ya corre con la fama de criminal mata periodistas, aunque no sea él ni el autor material ni intelectual. La más reciente víctima fue la señora periodista que físicamente fue masacrada, hecha mierda por sus asesinos.

Qué hay en la conciencia colectiva de los mexicanos. Estamos realmente enfermos. Y parece que no tuviéramos remedio, comenzando con los políticos del primer círculo del presidente Peña Nieto.

Duele, amigos. Me dijo un compañero: México, país de mierda. Nooooooooooooo. Eso lo rechazo. México es un gran país, lleno de riquezas, mal repartidas pero riquezas. Los de mierda son los que no saben cómo gobernar, cómo encaminar hacia el éxito a la economía, como crear empleos remunerados justamente,

Si sólo pensaran en aplicar la justicia. No me refiero a la del poder judicial, sino a la justicia del derecho natural, entonces no habría ni Veracruz, ni Morelos, ni Guerrero, ni Iguala, ni Michoacán, ni nada que perturbara la vida, la paz y la serenidad de la vida de los seres humanos y de todos los seres vivos de esta gran nación.

analisisafondo@gmx.com