A la mitad del camino, ¿qué México vemos, vivimos?

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Peña Nieto
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El presidente Enrique Peña Nieto inicia mañana la segunda mitad de su sexenio.

Al llegar a este punto, el mexiquense de Los Pinos ha visto cómo se le han diluido las expectativas e impulso con que inició su mandato y que no pocos calificaron como “El (Gran) Momento Mexicano”.

Hoy él mismo ha reconocido que su gestión vive la más grave crisis de credibilidad y desconfianza que se suma a la descomposición financiera y económica internacional que inevitablemente le pega a nuestro país, pero a pesar de lo cual considera, con un optimismo que muy pocos comparten, que México ha iniciado un arranque y crecimiento, desarrollo y reubicación mundial que nadie parará.

Optimista irreductible, guerrero incansable –hay que ver su historia para comprobar que no cede ni a presiones ni a tragedias familiares o nacionales-, el presidente Enrique Peña Nieto aprovechó su intervención el viernes pasado en la 22 Reunión Anual de Industriales a la que asistieron casi todos los gobernadores, las dirigencias del Senado y la Cámara de Diputados, casi todo el gabinete, organismos autónomos, embajadores y por supuesto las cúpulas industriales, empresariales y financieras del país, para dar una síntesis de su evaluación de lo que va de su sexenio y su visión y compromiso con los tres años que restan:

A unos días de cumplirse los primeros tres años de esta Administración, hoy refrendo mi total compromiso con la transformación de México.

“Seguiré dedicando toda mi energía, toda mi pasión y entrega al servicio de los mexicanos.

“Con decisión y firmeza, seguiré encabezando los esfuerzos del Gobierno de la República, para derribar las barreras que aún limitan el desarrollo pleno de nuestra sociedad.

“Aún tenemos mucho por hacer, pero vamos en la ruta correcta.

“Nunca como ahora, habíamos tenido una sociedad tan plural, tan informada y tan participativa.

“Hoy, en México, la división de poderes es plena y efectiva. Los pesos y contrapesos funcionan, y además funcionan bien.

“La relación entre la Federación y los estados ha sustituido la subordinación por la coordinación.

“En sólo tres años, hemos creado o fortalecido instituciones como el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, la Comisión Federal de Competencia Económica, el Instituto Federal de Telecomunicaciones y el Instituto Nacional Electoral, así como el Instituto Nacional de Acceso a la Información y Protección de Datos Personales.

“Hemos sido totalmente respetuosos de la autonomía de estos órganos y de otros tan importantes, como la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, el Banco de México y el Instituto Nacional de Estadística y Geografía.

“El Gobierno de la República es el primer interesado en que instituciones tan valiosas para el desarrollo nacional sigan siendo referentes de profesionalismo, seriedad e imparcialidad, que sigan contando con la absoluta confianza de la sociedad.

“Gracias a esta fortaleza de nuestras instituciones, a la confianza del sector privado y al trabajo diario de los mexicanos, hoy nuestro país, déjenme hacer brevemente un recuento de avances que hoy tiene México.

“Es hoy, México, el principal motor del crecimiento económico de América Latina.

“En 33 meses, la inversión extranjera directa registra niveles históricos: más de 91 mil millones de dólares.

“La generación de empleos formales, en estos tres años, supera las cifras de los cinco sexenios anteriores en igual periodo. La tasa de desempleo es la más baja desde 2008.

“México tiene la menor inflación, desde que hay registro, hace más de 40 años.

“El consumo está creciendo a tasas superiores al 9.8 por ciento y los ingresos fiscales se han fortalecido, dependiendo cada vez menos del ingreso petrolero.

“En suma, la combinación de estabilidad, visión de largo plazo, reformas estructurales, apertura al mundo, inclusión social y Estado de Derecho, constituye, sin duda, una fórmula ganadora.

“México se está transformado.

“México está evolucionando.

Con absoluta convicción, afirmo que en los siguientes años, México está destinado a ser una Nación imparable”, concluyó.

Equivocada o no, ésta es su visión de su gestión y del país. Hay datos especializados de organismos e instituciones nacionales e internacionales que lo avalan, hay otros que a contrapelo lo descalifican.

LA PERSISTENTE PERCEPCIÓN  

Por encima de todo ello, de lo que él afirma y otros apuntan o desvirtúan, no se puede ocultar que vivimos un momento de confrontación social debido a una fuerte percepción de descontento y rechazo ciudadano hacia todo lo que represente a la política, el gobierno y el poder.

Para José Woldenberg este descontento proviene de dos fuentes distintas. Una fue la sobreventa de que la democratización del país traería no sólo pluralidad, alternancia y gobernabilidad pactada con mayor inclusión social, sino solución a problemas estructurales como la corrupción, el abuso de poder, la inequidad y otros grandes males sociales lo cual no ocurrió.

A eso se le sumó un quiebre profundo ocurrido en septiembre de 2014 que modificó de manera radical a la opinión pública.

“El tema de la “Casa Blanca por un lado y el asesinato de 43 estudiantes normalistas, por el otro, generaron una ola de indignación que trastocó el rumbo y el ambiente en el cual se desenvuelve la presente administración”, indica Woldenberg.

Lo de Ayotzinapa develó con una crudeza inclemente la connivencia de fuerzas policiales y bandas delincuenciales… esos sucesos ilustraron con un dramatismo extremo que quienes debían proteger la vida de los ciudadanos eran esbirros y cómplices de los criminales. La ola de indignación que se desató sigue reverberando en el ambiente nacional, dice.

“Por otro lado, la presunción de que la corrupción —el tráfico de influencias— está instalada en la cúspide del poder y que resulta impune, desató otra oleada de irritación que no cesa. Anudados ambos casos modificaron el clima de la política nacional”, sintetiza.

¿QUIÉN TIENE LA RAZÓN?

En esta evaluación de la mitad del sexenio contarán también las visiones y opiniones de los abiertamente contrarios. En ese espacio hay quienes piden desde la renuncia de Peña Nieto hasta el cambio inmediato de todo su gabinete y orientación gubernamental.

“A la mitad del actual sexenio, el gobierno presenta pésimos resultados en economía, seguridad y combate a la corrupción, como consecuencia de sus malas decisiones”, dice el diputado michoacano Marko Cortés, coordinador de panistas en San Lázaro y a quien algunos reconocen como “la voz de ganso” de Gustavo Madero.

A ellos responde Peña Nieto con concentraciones en todo el país donde llega y jóvenes y viejos, hombres y mujeres, lo abrazan, bendicen, agradecen y –sabedores de que el personaje es accesible y le gusta el contacto con la gente-, buscan para convivir con él, comentarle o pedirle algo y… sacarse un selfie

Los dos universos existen, ¿cuál es el predominante? ¿… el México bronco o el transicional y pacífico?

Por encima de todo, la realidad cotidiana nos indica que todas las instituciones funcionan (quizá mal, pero funcionan), que no hay desabastos importantes, que los comercios abren y tienen productos, que los cines, restaurantes y plazas están a reventar y que pese a los niveles de inseguridad existentes las calles se agolpan y las banquetas se llenan.

Y así, junto con Peña, apenas vamos a la mitad…