Asentó que al generar ser responsables de casi 85% de la producción mundial, 80% del comercio internacional y más de dos tercios de la población global, los países del G-20 tienen la responsabilidad compartida de garantizar la estabilidad financiera y fomentar el crecimiento económico.
En un artículo publicado en la Revista del G-20, el Presidente recordó que después de la crisis financiera global de 2008-09, los países miembros se comprometieron a tomar acciones para revivir la actividad económica y generar trabajos de calidad.
“El año 2015 ha sido un año difícil para la economía mundial, marcada por los históricos precios bajos de las materias primas, la desaceleración económica y la volatilidad en los mercados financieros, grandes fluctuaciones monetarias y elevada aversión al riesgo.
“Este es el momento de que el G-20 evalúe los avances logrados hasta el momento y vuelva a enfocarse en las cuestiones clave de la agenda, al facilitar la coordinación de políticas y promover un crecimiento económico fuerte, equilibrado e incluyente”, indicó.
Dijo que las naciones que forman este bloque deben centrar su atención en la plena implementación de los compromisos adquiridos pues el G-20 ya ha desarrollado una “masa crítica” de políticas para la estabilidad y el crecimiento, así como mecanismos para el seguimiento de su ejecución.
“Tenemos que monitorear los progresos, ajustar en donde sea necesario y adaptar nuestras estrategias a las circunstancias que cambian continuamente”, puntualizó.
Puso por ejemplo que, a pesar del constante compromiso del G20, el comercio mundial -“un poderoso motor de crecimiento económico”- ha estado aletargado durante años.
“En este escenario, México es un firme promotor del libre comercio: 11 acuerdos con 46 países, un comercio total que vale 800 mil millones de dólares y el reciente Acuerdo Transpacífico (TPP) nos convierte en una de las economías más abiertas del grupo.
“Los miembros del G-20 tienen que seguir trabajando juntos para oponerse efectivamente al proteccionismo, facilitar el intercambio comercial y fortalecer el sistema multilateral de comercio”, señaló.
En su artículo “Ahora es el momento de evaluar el progreso y enfocarse en los temas clave”, Peña adviertió que México está comprometido con la agenda del G-20 y se compromete con las prioridades la presidencia turca: inversión, inclusión e implementación.
Indicó que como co-presidente del Grupo de Trabajo para la Inversión y la Infraestructura del G-20, México ha promovido la adopción de estrategias de inversión específicas por país para mejorar la inversión privada y la administración del gasto del capital por parte del sector público.
Mencionó la reforma fiscal en México para, dijo, simplificar el sistema hacendario, incrementar su cumplimiento y elevar la recaudación en 3% del PIB Nacional. “Esta medida se traducirá en una provisión adecuada de recursos para educación, ciencia y tecnología, seguridad social e infraestructura”.
Agregó que la reforma energética -“piedra angular de la profunda transformación de México”- actualiza el marco constitucional para permitir la inversión privada, así como impulsar el cambio tecnológico y la competencia en este sector estratégico para México.
Subrayó que el Plan Nacional de Infraestructura, “diseñado para incrementar la cobertura y calidad de la infraestructura por medio de asociaciones público-privadas, entre otros posibles esquemas”, comprende más de 700 proyectos y tiene un valor de inversión estimado de más de $500 mil millones de dólares.
“En un mundo estrechamente interconectado, nuestros países no pueden descartar el rol de los países en desarrollo para lograr un crecimiento económico sostenible y resistente. Debemos generar las condiciones para que los pequeños negocios prosperen y políticas para atender los retos más serios”.
Detalló que por eso propuso dos iniciativas que se aporbaron y hoy están en proceso de implementación: la reforma competencia económica y la reforma financiera.
Peña se declaró convencido de que el G-20 puede contribuir significativamente a facilitar la participación plena e igualitaria de las mujeres en el mercado laboral –compromiso de la Cumbre en Brisbane en 2014– y que les permita alcanzar puestos de toma de decisiones, tanto en el sector público como el privado.