Pide legislativo a Salud intensificar acciones para reducir mortalidad materna

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Mujeres
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Informó que de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada día pierden la vida 800 mujeres en el mundo por causas relacionadas con el embarazo y el parto. Explicó que la mayor parte de estas muertes es prevenible y un porcentaje muy grande corresponde a la población femenina en situación de vulnerabilidad, como la que habita en zonas rurales, indígenas o afrodescendiente y pobre.

La mayoría de los decesos está relacionada con la falta de acceso a servicios de calidad, que se asocian con costos elevados de la atención médica, deficiencias en los insumos y equipos, y la falta de personal capacitado.

Mólgora Glover destacó que en México, de 1990 a 2011, fallecieron 28 mil 42 mujeres por complicaciones durante el embarazo, aborto, parto o puerperio. Los índices de mortalidad de esta población registrados en 2013 fueron de 861 defunciones, con un 38.2 por ciento de mortalidad materna.

Además, expuso que las anomalías congénitas se denominan defectos de nacimiento, trastornos congénitos o malformaciones hereditarias, y se trata de anomalías estructurales o funcionales como los trastornos metabólicos, que ocurren durante la vida intrauterina y se detectan durante el embarazo, en el parto o en un momento posterior de la vida.

Indicó que en la actualidad, aún no ha sido posible asignar una causa específica a casi 50 por ciento de las anomalías congénitas. No obstante, se han identificado algunas de sus causas o factores de riesgo, como son los socioeconómicos y demográficos, genéticos, de infecciones, de estado nutricional de la madre y ambientales.

En cuanto a los factores socioeconómicos y demográficos, la diputada del PRI argumentó que, aunque los ingresos bajos pueden ser un determinante indirecto, las anomalías congénitas son más frecuentes en las familias y países de ingresos bajos.

Se calcula que aproximadamente 94 por ciento de las anomalías congénitas graves se produce en países de ingresos bajos y medios, en los que las mujeres a menudo carecen de acceso suficiente a alimentos nutritivos y pueden tener mayor exposición a agentes o factores que inducen o aumentan la incidencia de un desarrollo prenatal anormal, en especial el alcohol y las infecciones.

La edad materna avanzada, dijo, también incrementa el riesgo de algunas alteraciones cromosómicas, como el síndrome de Down, mientras que el riesgo de determinadas anomalías congénitas del feto aumenta en las madres jóvenes.

De igual modo, los factores relacionados con las infecciones maternas, como la sífilis o la rubeola, son una causa importante de anomalías congénitas en los países de ingresos bajos y medios. Otro componente es el estado nutricional de la madre, del cual se puede advertir que las carencias de yodo y folato, el sobrepeso y enfermedades como la diabetes mellitus están relacionadas con algunas anomalías congénitas.

Por ejemplo, dijo Arlet Mólgora, la carencia de folato aumenta el riesgo de tener niños con defectos del tubo neural. Además, el aporte excesivo de vitamina A puede afectar al desarrollo normal del embrión o del feto.

Respecto a los factores ambientales, la exposición materna a determinados plaguicidas y otros productos químicos, así como a ciertos medicamentos, al alcohol, el tabaco, los medicamentos psicoactivos y la radiación durante el embarazo, pueden aumentar el riesgo de que el feto o el neonato sufra anomalías congénitas.

“El hecho de trabajar en basureros, fundiciones o minas o de vivir cerca de esos lugares también puede ser un factor de riesgo, sobre todo si la madre está expuesta a otros factores ambientales de riesgo o sufre carencias alimenticias”, denunció.

Detalló que con los últimos equipos de ultrasonido, hoy en día las malformaciones como el labio y paladar hendido y anormalidades congénitas del corazón, se pueden diagnosticar en una edad gestacional más temprana. Además, durante el primer trimestre se pueden detectar anormalidades cromosómicas como el Síndrome de Down.

También por medio del ultrasonido, el médico puede detectar la ausencia de huesos nasales y una medida anormal en la “translucencia nucal” la cual, en casos de alteraciones cromosómicas, aumenta el espesor de la piel de la nuca del feto (pliegue nucal), debido al engrosamiento de los vasos linfáticos y venosos. Este estudio se realiza entre la 11a. y 13a. semana de gestación. Los estudios realizados sugieren que los exámenes por ultrasonido de rutina detectan del 16 al 85 por ciento de todos los defectos.

Por ello, planteó reforzar las acciones existentes y realizar otras que permitan contar con la suficiente cobertura de las intervenciones de salud materna, del recién nacido y del niño y eliminar todos los obstáculos que aún limitan al acceso de los servicios sanitarios.