Ni la burla perdonan

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Salario Mínimo
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Análisis a Fondo

Salario mínimo de miedo

La lujuria de los diputados

Por Francisco Gómez Maza

Mientras los coordinadores de las fracciones legislativas de la cámara de diputados se debatían, ansiosos, acongojados, nerviosos en la rebatinga por los opíparos presupuestos de las 56 comisiones ordinarias de la LXIII Legislatura, los trabajadores del país se preparaban para recibir el ridículo incremento al salario mínimo de 68.28 a 70.10 pesos diarios, que debieron de haber entrado en vigor este jueves primero de octubre.

Y eso que los diputados aún no se reparten las comisiones especiales, salvo la de seguimiento al asunto deplorable de Ayotzinapa, que se la dieron al PAN como tercero en discordia. No se la podían conceder ni al PRI, a cuyos diputados no les interesaba en lo más mínimo, ni menos al PRD, involucrado hasta las cachas con los presuntos autores del secuestro masivo de los normalistas.

Y a Morena, tampoco. A los lopezobradoristas no les dieron la comisión del DF, sino al PRD, no obstante que los morenos son mayoría en la asamblea legislativa, tienen la más importante delegación política, entre otras.

PRI, PRD, PAN y los verdes se repartieron las comisiones más jugosas. Medio Ambiente, Desarrollo Municipal, Radio y Televisión, Frontera Sur Sureste y Recursos Hidráulicos serían para la franquicia de los González Torres, encarnados en el Niño Verde.

Ah. México, tierra de contrastes; México profundo; México, tierra de volcanes. La contrastante desigualdad social y económica y ahora más pronunciada por la acción de opusdeístas negociantes en el poder gubernamental.

Mientras la economía se debate en la crisis, antesala de la gran crisis que nos espera en los próximos tres años, porque ha de saber, amigo lector, que 2015 será mejor pero que 2016, y 2016, mejor que 2017, y así mientras nadie se decida a gobernar con el pueblo. Porque si en 2015 ya nadie se preocupó por el crecimiento económico ni el combate a la pobreza, ni por la justicia, sino más bien a poner en subasta al sector energético, y sobre todo al petróleo, menos lo harán en el 2016 cuando ya se van enfilando a la cargada de la sucesión presidencial. Y 2017 será un año eminentemente electorero, y 2018 será mejor pero que el  2019.

Y con un elemento muy importante, que se presenta como una bendición divina. La famosa austeridad del presupuesto federal y, por consiguiente, de los presupuestos estatales y municipales. Una austeridad que le pegará duro a la economía, a los trabajadores y a los medianos, pequeños y pequeñísimos empresarios, pero que le hará lo que el viento a Juárez a la lujuriosa clase política y a los grandes empresarios, de Slim para arriba.

Y mientras, igualmente, los asuntos de la economía siguen muy decaídos. Aunque Hacienda presume de que, entre enero y agosto, la recaudación por impuestos se elevó un 30 por ciento, no dice que esos tales impuestos fueron un factor muy negativo para las empresas, medianas y pequeñas, que no tuvieron con qué financiarse. Muchos pequeños negocios, millones, tuvieron que ir a la bancarrota por la imposición de cargas fiscales.

Sí. La recaudación de rentas siguió la tendencia positiva que ha venido mostrando todo el año y el fisco recibió la tajada más atractiva por el pago del impuesto sobre la renta, lo que desmadró a los pequeños negocios.

En tanto, los ingresos por exportaciones de petróleo cayeron un 37 por ciento en esos primeros ocho meses del año. De acuerdo con la misma dependencia, tan solo en agosto los ingresos petroleros se desplomaron casi un 50 por ciento (47.6%), pues el tambo de crudo costó en promedio 50 dólares, cuando entre enero y agosto de 2014 costaba 95 dólares.

El salario de referencia, el mínimo, que fue igualado para todas las regiones del país, independientemente de los niveles de carestía que distinguen a una zona económica de otra, seguirá siendo una carga muy pesada, una camisa de fuerza para los trabajadores.

Un sueldo de cinco salarios mínimos, por ejemplo, a quién puede alcanzarle para vivir dignamente. Quién puede pagar casa, vestido, servicio médico y sustento, de perdida, con un salario de 300 pesos por jornada. Y hay gente que hace milagros con un sueldo de ese tamaño. Hay que tomar en cuenta que los trabajadores ya no tienen derecho a hacer antigüedad. Les pagan por honorarios.

Pero bueno, los diputados, muchos de ellos están felices, otros no (los de la llamada chiquillería) porque ya tienen un ingreso extra millonario para aumentarse sus canonjías.

Cómo tardaron los coordinadores en las negociaciones  sobre el reparto de las comisiones. Hasta a eso de las 18 horas cuando la Junta de Coordinación Política dio a conocer a quien le tocaba qué comisiones. Puro trámite la sesión del pleno.  

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