Indicó que el analfabetismo constituye uno de los problemas sociales y educativos que por décadas han persistido como símbolo de desigualdad y pobreza, principalmente, en las comunidades y pueblos indígenas.
Oaxaca, dijo, es el estado donde mayor analfabetismo se reportó en 2014, pues estimaciones del Instituto Nacional para la Educación de los Adultos calculan que fue de 15.8 por ciento respecto del total de la población mayor de 15 años.
En segundo lugar, se ubicó a Chiapas, con 14.4 por ciento del grupo de población señalado, en condiciones de analfabetismo, seguido por Guerrero con el 12.9 por ciento; Veracruz, con 9.5 por ciento, así como los estados de Michoacán y Puebla con un indicador de 8.1 y 8 por ciento, respectivamente. Estas seis entidades suman 68.7 por ciento del total de este fenómeno en el país.
Fernández del Valle argumentó que México se caracteriza por ser profundamente asimétrico. “La sociedad vive en condiciones de desigualdad, pues mientras la Ciudad de México tiene indicadores comparables con los de naciones avanzadas, en otros estados la situación es vergonzosa”.
Sostuvo que si bien el gobierno de la República ha implementado una Campaña Nacional de Alfabetización y Abatimiento del Rezago Educativo 2014-2018, cuya meta es atender a 2.2 millones de jóvenes y adultos que no han concluido primaria, 3.1 millones sin secundaria, y 2.2 que no saben leer ni escribir, estas acciones se deben intensificar y difundir.
La erradicación del analfabetismo, afirmó, no es la solución a una realidad, pero si es el avance, “tal vez lento pero sí efectivo”, ya que entre 1999 y 2013 se ha avanzado en la reducción del analfabetismo en 3.5 puntos porcentuales, ampliando el territorio de cobertura en educación básica (primaria y secundaria).
El diputado Fernández del Valle mencionó que según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, hasta 2014, el analfabetismo en las mujeres pasó de 15 a 10 por ciento y de 9 a 7 por ciento en los hombres, situación que muestra un avance positivo en la materia, incentivando cualquier acción que fomente la alfabetización.
“Numéricamente los avances parecen no ser tan significativos, pero socialmente estas cifras representan un gran incentivo para el gobierno federal a seguir impulsando políticas públicas encaminadas a garantizar uno de los derechos fundamentales como lo es la educación”, añadió.
El reto aún es alto y por ello esta Cámara de Diputados no debe escatimar ninguna acción que permita reducir la alfabetización, toda vez que la educación representa un claro indicador de desigualdad que existe en muchos países.
Recordó que a pesar de que la mayoría de los organismos internacionales especializados en la materia consideran que el costo de la alfabetización de una persona adulta no supera 100 dólares, hay todavía cientos de millones en todo el mundo que están privados de este derecho fundamental debido, entre otros factores, a que ha habido una subestimación, tanto de la magnitud del número de personas que no saben leer ni escribir, como de la complejidad de las acciones que requieren emprenderse para superar los rezagos.