El Informe de Gobierno ha dejado de ser un evento de pleitesía caudillista, para convertirse en un sano ejercicio de rendición de cuentas para la ciudadanía. De esta forma, en cumplimiento del mandato Constitucional fue presentado en días recientes el estado que guarda la administración pública del país al término del tercer año de gobierno de la presente administración, en el que destacan principales avances relativos a la adopción de Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC). De acuerdo con este, “de 2012 a 2014, prácticamente se duplicó el acceso a internet inalámbrico de alta velocidad, llegando a 43 suscriptores por cada 100 habitantes”.
Colocando esta numeralia de conectividad en perspectiva con datos presentados por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la cual registraba que 20.9% de los mexicanos contaban con Internet móvil al cierre de 2012, mientras que para finales de 2014 este coeficiente incrementó a 42.5%. Ello se traduce en un crecimiento acumulado, en dos años, de 26.4 millones de nuevos accesos a Banda Ancha Móvil (BAM), es decir, una tasa de crecimiento equivalente a 108%.
A primera vista, los datos del Informe resultan congruentes con la información presentada por la OCDE, incluso con un avance sin precedentes. Sin embargo, de acuerdo con información de The Competitive Intelligence Unit, sólo alcanzan 22.8 millones de accesos a BAM al cierre de 2014, es decir, una penetración equivalente a 18.9% de la población mexicana.
Esta brecha sustancial entre datos, abre la puerta para hacer preguntas de corte metodológico, por ejemplo, sobre si la penetración de BAM es sobreestimada en el Informe al incluir accesos de usuarios de prepago que reciben servicios de mensajería instantánea y redes sociales de manera temporal.
Por otro lado, no sólo es posible discutir el dato oficial, sino también resulta necesario insertarlo en su contexto internacional y ubicar su incidencia en la realidad social mexicana, ya que de esta forma, será posible cuantificar los verdaderos avances, más allá de establecer un comparativo entre dos cortes en el tiempo.
México en el Mundo
A finales de 2014, México se encontraba en el lugar 34 de los 37 países pertenecientes a la OCDE, en términos de la penetración de la Banda Ancha Móvil (BAM), apenas superando a países como Turquía (42.2%), Grecia (41.5%) y Hungría (34.3%). Mientras que en el comparativo regional con América Latina es rebasado por Colombia (56.6%) y Chile (49.8%).
Por otro lado, si comparamos México con el promedio que observan los países de la OCDE, equivalente a 81.3%, prácticamente duplica la penetración de Internet Móvil en México.
México y su Realidad Social
La inequidad en la distribución del ingreso impacta directamente la manera en la que los ciudadanos acceden a las TIC, las cuales abonan en la formación intelectual, social y competitiva de las personas y empresas. Considerando lo anterior, se identifica que la mayoría de los mexicanos que cuentan con servicios BAM (54%) pertenecen segmentos de la población en Niveles Socioeconómicos (NSE) altos y medios altos.
Es preciso aclarar que aunque los NSE que corresponden a las clases media baja y baja (C-/D+/D/E) participan con 47% de los accesos BAM, las cifras de adopción a este servicio demuestran la profundidad del rezago, ya que mientras la penetración es de 79% para el NSE A y 64% para C+, la penetración para C/C- y D+/D/E es de 52% y 37%, respectivamente. Ello pone en evidencia la falta de implementación efectiva de una estrategia de inclusión que facilite el acceso a servicios BAM sin importar el nivel socioeconómico al que cada mexicano pertenezca.
Los datos presentados en el Tercer Informe de Gobierno, mostraron un crecimiento temporal dramático en torno a la penetración de BAM, los cuales contrastan fuertemente con mediciones realizadas de manera independiente a la administración pública. Incluso, aunque estos datos resultaran verosímiles, resultan insuficientes si se les compara con otros países que no necesariamente han alcanzado el desarrollo, además de que la cobertura continúa mostrando rezagos entre niveles socioeconómicos menos favorecidos.
La importancia de contar con mediciones precisas en la adopción de la BAM reside en que a partir de ello es posible diseñar y ejecutar una estrategia de política pública adecuada y efectiva en alcanzar una democratización de esta tecnología de conectividad.