Al cierre de la jornada el tipo de cambio se presionó, debido principalmente al nuevo retroceso del precio internacional de petróleo mexicano que bajó por sexta jornada consecutiva para ubicarse en los 37.50 dólares por barril, 65 centavos menos que el cierre anterior.
Resultado de lo anterior, el dólar al mayoreo se vendía alrededor de los 16.80 pesos, luego que el dólar interbancario al mayoreo cerró en los 16.7385 pesos, cifra 22.15 centavos por arriba del registró de ayer, alcanzando un nuevo máximo histórico, conforme a los registros de Banco de México.
A pesar de que para el mercado, ahora resulta menos probable que la Reserva Federal comience a subir su tasa de interés de referencia el 17 de septiembre, el tipo de cambio se movió a nuevos máximos durante la jornada, como resultado de un incremento en la aversión al riesgo que benefició al dólar y a los bonos del Tesoro, mientras que los mercados de capitales se vieron afectados negativamente a nivel global, comentó Gabriela Siller, directora de análisis financiero de banco Base
En opinión de la especialista, los tres los factores que llevaron principalmente al dólar a cotizar un máximo histórico contra el peso el día de hoy fueron:
– El menor volumen de operación que se observa durante la noche, facilitó que el dólar subiera hasta un nivel de 16.79 pesos por dólar, como consecuencia de una mayor demanda de dólares con menor liquidez.
– La expectativa económica de China empeoró, ocasionando que el precio de las materias primas iniciara el día a la baja y que se generara un ambiente de mayor incertidumbre. Lo anterior, trajo como consecuencia que los inversionistas dejaran las posiciones en divisas de economías emergentes, tomando dólares.
– Por último, Kazajistán abandonó su esquema de tipo de cambio fijo por uno de libre flotación, lo cual ocasionó una depreciación de 23% en su divisa, el tenge.
A pesar de que no existe ninguna relación estrecha entre dicho país y las economías de México y Estados Unidos, la decisión ayudó a que los inversionistas adoptasen una postura de mayor aversión al riesgo, considerando de nueva cuenta el tema de una guerra de divisas.