Los señores del gabinete a todos los hechos negativos, los fracasos, los errores, los descuidos les encuentran salidas, explicaciones, justificaciones.
No son capaces de aceptar las cosas como se presentan porque creen que les afecta la imagen, como si en realidad fueran tan importantes frente a los caprichos de la realidad, aunque hay hechos en los cuales sí tienen plena responsabilidad y hasta culpabilidad directa como la huida del narcotraficante.
En la economía podrán argumentar que ésta depende de los vaivenes de la global, de los caprichos de la economía de los Estados Unidos, el principal socio comercial de los grandes exportadores asentados en México, muchos, la mayoría, no mexicanos.
Sin embargo, en una gran medida, y fundamentalmente, el éxito o el fracaso de Gini, las subidas o bajadas de su curva en la gráfica, son responsabilidad de la política económica, de la política monetaria, de la cambiaria, de la crediticia. Y éstas políticas las maneja un ser de carne y hueso que en estos momentos se llama, por fe bautismal, Luis Videgaray Caso.
Si la economía nacional no se levanta, si el mercado interno está muy deprimido, si el nivel de vida de los trabajadores está en el fondo de la gráfica es porque las políticas no funcionan.
La justificación es que las condiciones internacionales no son favorables para la economía nacional. Qué chulada. No tenemos hijos por culpa de mi compadre… Y es que también no pudo parir la abuela.
Hace unos días, el Coneval informó que, de 1912 a la fecha, o sea lo que lleva en La Silla el señor don Enrique, los pobres crecieron en dos millones.
Carajo. Crecieron en dos millones, aunque en ese lapso de tiempo unos murieron y otros nacieron. Pero los que nacieron apenas tendrán unos tres años de edad. O sea que todavía les dan chichita o la lechita de las sedesoles de Mancera y de la cruzada de la señora doña Rosario.
Por supuesto, doña, que el número de pobres crece porque nacen más pobres. El problema entonces no es que nazcan más pobres, sino qué hacen ustedes para acabar con la pobreza, que no debe ser, porque la riqueza con la que podrían salir de la pobreza está en muy poquitas y miserables manos, y muchas de esas manos son las de ustedes los políticos.
Siempre tratando de justificar todo lo que hacen y lo que no hacen, lo que pasa y lo que no pasa, Doña Rosario trata de bajarle al impacto mediático del aumento de la pobreza señalado recientemente por el Coneval.
“Hay más pobres porque nacen más mexicanos” Ahora nos resulta usted matusalénica. Es decir, doña Rosario, que la solución a la pobreza es evitar que nazcan más pobres. Eso es lo que está usted proponiendo.
Pero la verdad es que los gobiernos neoliberales, populistas de derecha, demagogos de los ideales de san Escrivá de Balaguer, al privilegiar a las clases poderosas, al mantener salarios injustos, al institucionalizar el salario por horas, la tercerización o outsoursing, al prohijar la corrupción, según esta teoría manchesteriana, no están atentando contra los trabajadores y no están alimentando los niveles de pobreza en la economía nacional. Lo que hacen es modernizarla y hacerla más productiva.
Son los pobres los culpables por tener más hijos. Si los pobres no tuvieran hijos no aumentaría la pobreza, ¿verdad doña? Qué maravillosa reflexión, que sacrosanta convicción.
Hasta el canciller Meade sale a hablar, a justificar, la inseguridad pública (¿será que ya nadie le cree a Osorio Chong?) y celebra, ante la prensa del exterior, que la violencia, de acuerdo con los registros del Sistema, disminuyó “sustancialmente” en los últimos dos años y medio y en lo que va la actual administración se redujo de 22 homicidios por cada 100 mil habitantes a 16 durante ese periodo. ¡Uf, qué “sustancial” reducción! Y los que hablan de miles de muertos entonces son mentirosos.
Y cuántas ingenuas explicaciones y justificaciones dan, especialmente Osorio Chong, a la fuga de El Chapo. Evaden sus responsabilidades, sus culpas.
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