“Esta distinción es para nosotros una invitación a convertirnos en chilangos”, manifestó Felipe de Borbón al tomar la palabra durante la ceremonia que se celebró en el Salón de Cabildos del Antiguo Palacio del Ayuntamiento.
Acompañado de los titulares de la Asamblea de Legislativa, Manuel Granados, y del Tribunal Superior de Justicia capitalino, Edgar Elías Azar, Mancera Espinosa señaló que la presencia de España en la capital del país forma parte de “nuestras raíces e identidad colectiva”.
Destacó que como la española, la ciudad de México cuenta con una sociedad moderna y dinámica, de allí que su administración se ha propuesto hacer de la capital mexicana una urbe abierta, inteligente, flexible, con un gobierno que rinde cuentas.
En su discurso, el ejecutivo local reconoció las aportaciones del exilio español a lo largo de la historia y recordó que con el presidente Lázaro Cárdenas se recibió a muchos españoles que encontraron en la ciudad de México “una mano amiga y brazos abiertos”.
Al respecto, Felipe VI recordó que esa migración española de entre los años 20 y 40 del pasado siglo fue de un marcado carácter intelectual que dio origen en México a instituciones de mucho prestigio como la Casa de España en México -hoy Colegio de México-, el Fondo de Cultura Económica, así como a enriquecer a la institución de educación superior más grande del país, la Universidad Nacional Autónoma de México.
El rey reconoció a la ciudad de México como una urbe tolerante y diversa, de las más innovadoras del mundo; ejemplo de políticas antidiscriminatorias, de igualdad y de desarrollo e integración social.
Al despedir a los reyes españoles, el jefe de Gobierno capitalino los acompañó hasta donde abordaron su automóvil, afuera del Antiguo Palacio del Ayuntamiento, algo que no había hecho con ningún otro visitante extranjero distinguido.
