¿Frente a qué estamos: decadencia o éxito?

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No hay día que no lea algún encabezado que hable de la crisis de la política, sus personajes y sus partidos.

Esto ha permeado en algunas capas de la sociedad, especialmente de jóvenes, que hablan pestes de gobierno, partidos y políticos.

Hoy mismo veremos una serie de sesudos textos sobre la decadencia del PRD quien mañana cumple 26 años de existencia.

Habrá sin duda análisis que nos hablarán de cómo de esta organización se han ido cientos, miles de cuadros de todos los niveles y regiones geográficas. Los listados incluyen a sus principales creadores. Ahí ya no militan ni Cuauhtémoc Cárdenas ni Porfirio Muñoz Ledo. Ni que decir de personajes centrales otrora como Andrés Manuel López Obrador y Rosario Robles tampoco. Y así cientos, ¿miles?, hacia abajo.

En este escenario no hay partido que se salve:

Los gobiernos del PAN -federales y estatales- en su mayoría han sido y son un asco (nada más hay que ver lo que está ocurriendo con Guillermo Padrés en Sonora; en ese partido los conflictos internos no son por ideología sino por poder y dinero.

En el PRI la uniformidad y sometimiento a una unidad ficticia anulan cualquier participación ciudadana real.

El negocio familiar y patrimonialista dentro Verde es sólo la punta del iceberg que involucra a otros partidos:

Morena donde no hay más voz ni decisión que la de López Obrador;

Movimiento Ciudadano, antes Convergencia donde igual impera bajo el signo de la corrupción en todos los sentidos el veracruzano Dante Delgado;

O en el PT, surgido al amparo y con el financiamiento aportado por Raúl Salinas y el cual vive una dirección vitalicia en Alberto Anaya (amigo y socio de Raúl desde su juventud), desde que surgió el 8 de diciembre de 1990;

O en el Panal, ideado, financiado y creado por Elba Esther Gordillo desde su liderazgo en el SNTE…

PESE A TODO, SE MUEVE

Pero regresemos al PRD, hoy bajo la lupa por su aniversario 26 y lleno de conflictos, donde alrededor del cual hoy se da la interrogante: ¿estamos ante su inminente desaparición como aseguran algunos?

A decir por las proyecciones y por los sondeos últimos, no. El PRD sigue apareciendo en estos como la tercera fuerza política del país detrás del PRI y del PAN, con una parte importante del reparto institucional de cargos de elección.

En términos generales y ajenos a las predicciones de su decadencia, los porcentajes de los sondeos indican que el PRD obtendrá quizá un 16 por ciento de los votos que emitirán quizá unos 60 a 65 millones de mexicanos el próximo 7 de junio.

Y ese porcentaje estará dentro de su votación histórica de los últimos 26 años de su existencia.

¿Entonces?

La única explicación es que la realidad del voto nos deja en claro que los analistas y los sesudos comentaristas de la vida política nacional están totalmente fuera de la realidad del país.

El voto ejercido hasta ahora y las proyecciones del que se emitirá en un mes y días nos dejan en claro además que los mexicanos caminan al margen de los sesudos politólogos universitarios y de café que, está demostrado, actúan más por el hígado que por la razón histórica.

La realidad nos dice que lejos de ser un fracaso, los partidos son un éxito político, económico y de poder.

Veamos si no:

Este año los 10 partidos reconocidos recibirán un subsidio directo por 5,356 millones de pesos repartidos en la forma siguiente: el PRI recibirá 1,376 millones de pesos, es decir el 25.7 por ciento del total a repartir; el PAN 1,158 millones de pesos; el “agonizante” PRD 886.1 millones de pesos (ya quisiera cualquier empresa en decadencia recibir un ingreso anual similar); el Partido Verde 444.7 millones de pesos; el PT 389.7 millones de pesos; el Panal 371.2 millones de pesos (lo cual dice que La Maestra Elba Esther no andaba equivocada al crearlo); y el Movimiento Ciudadano 368.4 millones de pesos.

Los 3 de reciente creación: Morena (propiedad exclusiva de Andrés Manuel López Obrador), Encuentro Social y Partido Humanista recibirán 120.9 millones de pesos cada uno (ya quisiera cualquier proyecto obtener un subsidio de tal magnitud en su primer año de operación).

Si se confirma lo que indican las encuestas y sondeos, y a las más de 140 mil urnas que se colocarán el 7 de junio en todo el país acuden 60 o más millones de votantes de entre los 82 millones 212 mil 697 mexicanos inscritos en la lista nominal, entonces el voto estará diciendo que el sistema de partidos y la democracia mexicana no sólo son vigentes sino dos instrumentos poderosos.

Nada de decadencias ni crisis reales. Sólo una mera percepción mediática de conflicto e inoperancia política tras la cual van y seguirán yendo algunos opinadores.

Si las encuestas se confirman, insisto, el voto –que es realmente lo que cuenta-, podría estar decidiendo que el PRI y el PVEM podrían estar conformando una bancada de quizá +/- 265 diputados federales.

Eso significaría que en San Lázaro se estaría regresando al escenario de antes de 1997 cuando la oposición tuvo por primera vez mayoría legislativa.

Sería el regreso de la Presidencia de la República con mayoría legislativa absoluta lo que definiría los niveles y escenarios de concertación parlamentaria.

En el resto del país habría un reparto homogéneo de los cargos en juego: 9 gubernaturas, 16 delegaciones capitalinas, 65 cargos en la Asamblea Legislativa, cientos de diputaciones estatales y alcaldías. En su mayoría sin conflictos. Sólo algunos focos previsibles como en Guerrero, Oaxaca y Michoacán. Nada que ponga en duda el proceso.

El voto confirmaría la fortaleza del sistema democrático mexicano. O sería como afirman algunos, ¿crisis y quiebre, decadencia de política, políticos y partidos… democracia amenazada?

Ojalá y al concluir el proceso en curso y frente a sus resultados, marcados por los votos reales, usted valore.

Por lo pronto estoy convencido que vivimos en un mundo intermedio: de fortaleza y crisis de partidos.

LO QUE LES FALTA

Yo lo que creo es que independientemente de que vivimos un poderoso sistema democrático, con las instituciones y normas más avanzadas, los mexicanos no nos dejamos arrastrar ni a la violencia ni al rompimiento social que sí vemos ocurre en otros países.

Y que es cierto, que no se puede ocular que hay inconformidad con lo que tenemos, y que está claro por qué y de dónde surge esta irritación: de la impunidad y la corrupción.

Pero coincido en lo que afirma José Woldenberg: es imposible pensar en una democracia sin partidos.

Y como solo con los partidos puede haber democracia entonces no hay que combatirlos sino participar y apoderarnos, los ciudadanos, de ellos para arrebatárselos a los AMLOs, a los González Torres, a las Gordillos, a los Delgados y los Anayas…

Y darles dientes, para que sean estos partidos los que vigilen y sancionen antes que nada a sus dirigentes y a los gobernantes surgidos de ellos; a obligarlos a ajustarse a su ideología y a tener un programa respaldado por los ciudadanos. A ser realmente representantes de los intereses de la sociedad.

rvizcainoa@gmail.com