A poco más de un año del anuncio de la licitación de dos nuevas cadenas de televisión radiodifundida ya conocemos a los agentes que resultaron acreedores de éstas: Cadena Tres y Grupo Radio Centro. En esta ocasión el Estado adjudicó por la vía del mercado (subasta) frecuencias del espectro radioeléctrico para la provisión de contenidos de Televisión Abierta a nivel nacional. Ello en consideración de criterios no constreñidos a lo económico y financieros, sino también a consideraciones de cobertura, alcance social y por supuesto, técnicos.
El escenario previsible tras el anuncio de los ganadores de la licitación es que enciendan sus ‘switches’de operación en un periodo relativamente corto, que en el mejor de los escenarios podría representar para la población acceder a nuevos contenidos televisivos al finalizar este año o definitivamente el próximo. Con el beneficio de hacer uso de la infraestructura del preponderante en Radiodifusión (Televisa), podrán los nuevos competidores iniciar operaciones con una menor inversión inicial y en un plazo más próximo. Claro, si así lo deciden.
La lógica apunta a emplear un modelo híbrido de operación, con uso de la infraestructura de Televisa de inicio, en tanto vayan desplegando la propia para no incurrir en un modelo de rentas recurrentes. ¿Su beneficio? La oportunidad de estar ya con presencia en el mercado.
Con respecto al modelo de colocación de contenidos, las nuevas cadenas podrían optar en un principio por aquellos que pueden comprar, para posteriormente desarrollar los propios.
¿Y qué tipo de contenidos? En cuanto a su enfoque de audiencias, deberán apostar por difundir contenidos multiplataforma y enfocados a segmentos jóvenes de alto poder.
El principal reto al que se enfrentarán estos nuevos jugadores, además de acaparar mercado de los principales jugadores (Televisa y TV Azteca), consiste en aprovechar a aquel medio que si bien no tiene espectro ni título de concesión, se constituye como el principal competidor por el pastel publicitario: el mundo digital.
La transmisión de contenidos multiplataforma a través de laptops, smartphones y tabletas, es una ruta que sin duda deberán tomar las nuevas cadenas, de manera que se encuentren alineados a la preferencia creciente de los usuarios por el acceso y adopción de contenidos bajo demanda.
Al respecto, el IFT ha estimado que al cabo de cinco años los nuevos entrantes podrían aspirar a una participación de mercado de 8.5%.
Claro, no está en la naturaleza del regulador la métrica de los mercados.
Sin embargo esta cifra puede tomarse como un piso, en el caso que las nuevas cadenas decidieran únicamente replicar modelos de contenidos ya existentes. Si se arriesgan con modelos más imaginativos e innovadores, sin duda su participación puede aspirar a mucho más, en plazos más breves.
Adicionalmente, la llegada de estos nuevos jugadores inaugura un nuevo capítulo de la televisión radiodifundida, que también obliga a las televisoras establecidas a reconsiderar su modelo de operación y modernizar su capacidad tecnológica.
Con todo, la fotografía del escenario competitivo al final de este proceso de licitación consiste en pasar de un escenario de dos cadenas comerciales de televisión abierta con cobertura nacional a otro de cuatro. Si consideramos también la quinta cadena de participación pública, se sigue enriqueciendo la oferta de contenidos para las audiencias nacionales.
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