A quién se le ocurre contradecir a alguien que, además de poderosísimo, tiene la razón. No me refiero al galardonado con esa cada vez más desprestigiada estatuilla, quien dijo que rezaba porque los mexicanos tuvieran un mejor gobierno, sino a la Cándida Eréndira que le mandó un recado al Papa Pancho en protesta porque éste santo varón le advirtió a sus paisanos que evitaran que Argentina se mexicanizara. Como cuando todo el mundo le decía a México que evitara colombianizarse.
¡Ah, qué cándidos…! Por supuesto que el Pontífice tiene toda la autoridad moral para cuestionar a cualquier Estado. Esa autoridad se la han otorgado los mismos Estados en los organismos supranacionales. Dicen que es un líder espiritual. Pero además el clérigo no está cuestionando ni criticando al gobierno de México. Está señalando una realidad vivida por el gobierno y por los millones de ciudadanos que padecen los terribles efectos de la inseguridad pública.
El Papa no habló por hablar. Fue detalladamente informado por los obispos de la Conferencia Episcopal Mexicana. La situación que se vive en México es muy grave, muy riesgosa para todos, aunque la pretendan ocultar los periodistas vergonzantes.
Fue más directo el cardenal mexicano Alberto Suárez Inda, quien, luego de calificar de “picosas y atrevidas” las expresiones del Pontífice argentino sobre la horrible inseguridad en que viven los mexicanos, advirtió que es necesario recuperar el prestigio de México ante todo el mundo.
Es verdad lo dicho por el Papa. Ya lo analizamos en el Análisis a Fondo de este martes. La visión papal no fue inventada por el Papa. Es una convicción generalizada adentro y fuera de México. En estos momentos, desde que el malcriado chamaco Felipe Calderón le declaró la guerra a los narcos mexicanos, México no es un buen ejemplo de país del futuro, pues vive un presente hecho caca. Y desde muchos ámbitos, especialmente en la inseguridad pública y una economía que, duele decirlo, es una economía fallida hasta que, con hechos, se demuestre lo contrario.
Es realmente lamentable. Nadie puede tapar el sol con el dedo. Menos enterrando la cabeza en la arena, o haciendo como que la virgen habla, o como que a chuchita la bolsearon. La fama de México ante el mundo nunca había sido tan negativa.
En Europa, en Asia, en Australia, en África, en América, México es sinónimo de narcotráfico sobre todo. Acá secuestran, asesinan, desaparecen y no hay que viajar a Acapulco o Cancún, o Veracruz, o a Michoacán. A cada rato, el gobierno de Estados Unidos emite alertas a sus ciudadanos para que no vayan a visitar a uno que otro lugar so pena de quedar al arbitrio de la delincuencia. En México espantan. Los nombres de los más famosos capos andan circulando en todo el mundo.
Para completar el cuadro dramático, y hacer más patentes y sensibles las versiones de que México es sinónimo de inseguridad, que ocurre – hace cinco meses – la desaparición de los 43 normalistas de la escuela de Ayotzinapa, en el estado de Guerrero, hecho por el que se indignó prácticamente todo el planeta.
Y qué se puede decir de un país en donde son secuestrados y desaparecidos – aun no hay certeza de que hayan sido asesinados e incinerados como dice el Ministerio Público – jovencitos estudiantes que apenas despuntaban a la vida madura.
Así que el Papa Francisco se quedó corto. Los funcionarios de relaciones exteriores, el canciller Meade, como la macondiana Cándida Eréndira – ¡Ah, cómo son cándidos! -. Ocurrírseles cometer la melilotez de mandarle una nota diplomática al Vaticano, por un dicho del Papa que es totalmente cierto. Sólo a un cándido se le ocurre semejante melilotez. Gracias deberían de darle al pontífice que se ocupe de México y que lo que más desee sea que la paz y la justicia reinen en este país, en donde reinan la corrupción y la impunidad.
fgomezmaza@analisisafondo.com www.analisisafondo.com