En una iniciativa para reformar el artículo 66 de la Constitución, presentada ante la Comisión Permanente, precisó que los periodos legislativos como están previstos actualmente son cortos e insuficientes para cumplir con las obligaciones parlamentarias, lo que hace evidente e imperativo la necesidad de incrementar el tiempo de duración, particularmente en el segundo.
Subrayó que el primer periodo quedaría igual, es decir, del 1 de septiembre al 15 de diciembre de cada año, excepto cuando el Presidente de la República inicie su encargo, en cuyo caso se reunirá a partir del 1 de agosto y las sesiones podrán extenderse hasta el 31 de diciembre de ese mismo año.
Juárez Piña argumentó que los lapsos tan reducidos tuvieron alguna justificación en el pasado, cuando los temas y problemas que atendían las y los legisladores no presentaban la complejidad que han adquirido en los últimos años.
Comentó que el tiempo normal del funcionamiento de una legislatura, sumando los dos periodos ordinarios de sesiones, es de 6 meses con quince días de cada año, lo cual implica que durante 5 meses con quince días al año el Congreso de la Unión no sesiona de forma ordinaria.
Es evidente, dijo, que el número de asuntos de la agenda que atiende el Congreso de la Unión son cada vez mayores, por lo que “se requiere mayor tiempo de actividad legislativa, de manera continua, a fin de que los legisladores puedan tratar apropiadamente la variedad de asuntos que les compete”.
Sólo así se podrán desahogar en tiempo y forma las iniciativas y proposiciones de punto de acuerdo, que en muchos casos por falta de tiempo no son presentadas para su discusión y aprobación ante el Pleno, y que al momento de ser atendidos los dictámenes han perdido interés o vigencia, sostuvo.
Argumentó que su propuesta de reforma constitucional tiene como objetivo fortalecer al Poder Legislativo, ya que otorgaría tiempo suficiente para que los legisladores estudien, analicen y elaboren el conjunto de modificaciones e iniciativas legales que necesita el país, así como para planear, programar y ejecutar su agenda parlamentaria.
Juárez Piña comentó que con ello se rompería la inercia que se ha seguido en las sesiones, cuyo orden del día prácticamente casi nunca se desahoga por completo, provocando que en el último día de sesiones del periodo ordinario se voten en bloque los asuntos fuera de lo que marca la Ley Orgánica del Congreso General.
Además, no se realiza el debate de iniciativas, proposiciones, dictámenes y asuntos de la agenda política, con lo que no se cumple con la parte esencial del quehacer parlamentario.
Con esta reforma, argumentó, se resolvería el rezago legislativo que se registra, en gran medida por el tiempo tan limitado que se tiene para buscar el consenso en las reformas estructurales que el Estado necesita.
En comparación con los congresos de países europeos, explicó que en promedio sesionan tres meses más que el congreso mexicano, es decir, que las dos terceras partes de lo que ellos sesionan; en Latinoamérica, los periodos de sesiones son muy variables, pero en general son amplios, con excepción de Argentina, Bolivia, Chile y Ecuador.
Proponen legisladores aumentar un mes segundo periodo ordinario de sesiones en Congreso
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