Tal y como se había venido anunciando desde hace varios meses, el pasado martes 28 de mayo, se llevó a cabo el apagón analógico en Tijuana, Baja California. Con ello, esta ciudad se convirtió en la primera de Latinoamérica en transmitir las señales de televisión abierta en formato totalmente digital.
La Televisión Digital Terrestre (TDT) constituye el avance más importante que el servicio de televisión haya experimentado desde el inicio de las transmisiones a color. Entre sus bondades se encuentra la posibilidad de sintonizar contenidos con una mayor calidad de audio y video; y la eliminación, casi total, de las interferencias. Adicionalmente, permite la transmisión de contenidos en alta definición y, en algunos casos, otorga al televidente la posibilidad de interactuar con los contenidos. Por todo lo anterior, es posible afirmar que la TDT constituye una mejora sin precedente al servicio que actualmente disfrutan los televidentes.
El cese de las transmisiones analógicas en Tijuana es el primero de muchos eslabones que habrán de recorrerse en aras de concretar la digitalización de las señales televisivas en México. A manera de ejemplo, basta mencionar que en Estados Unidos, donde la necesidad de migrar hacía la TDT se planteó desde 1996, el apagón analógico fue pospuesto en diferentes ocasiones debido a la lenta adquisición de aparatos decodificadores, por lo cual este debió llevarse a cabo hasta mediados de 2009. Asimismo, en países como Brasil, donde el apagón está previsto para llevarse en 2015, se han implementado, desde hace varios años, políticas encaminadas a garantizar la continuidad de las señales televisivas. Entre las medidas emprendidas se encuentra el establecimiento de límites a la comercialización de televisores analógicos y el otorgamiento de decodificadores a la población de menores recursos.
Son muchos los países que han realizado la transición hacía la TDT y, si bien cada proceso ha tenido sus peculiaridades, en todos los casos se ha asegurado minimizar el número de hogares que quedan sin el servicio de TV abierta, ya sea por medio de políticas públicas oportunas o por el retraso del plazo previamente estipulado para el apagón.
En el caso de México, no fue hasta sino hasta 2012 y 2013 cuando, ante la cercanía del apagón analógico, se inició a pensar en políticas públicas que beneficiaran la transición digital, así como el otorgamiento de decodificadores gratuitos entre la población dependiente del servicio de Televisión abierta. De acuerdo con la COFETEL, esta campaña logró que la penetración de TDT en Tijuana pasara de 3.4% a 93.08% en menos de un año. Sin embargo, los primeros reportes apuntan que, tras el apagón analógico, fueron cerca de 14,200 los hogares que se quedaron sin señal de televisión abierta, más de los previstos originalmente por el regulador.
Ante esta situación, resulta indispensable mejorar la planeación del proceso de transición hacia la TDT, con la finalidad de privar al menor número de hogares del servicio de televisión abierta. Es, por tanto, fundamental que la experiencia internacional y las lecciones derivadas del apagón analógico en Tijuana sirvan como referencia para la realización de las siguientes etapas del apagón analógico, a fin de garantizar el éxito de este proceso que, por sí solo, representa un gran avance para el país.
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