Sin embargo señaló que en México hay 7.4 millones de mexicanos que padecen pobreza extrema y carencia alimentaria y que para ellos se impone la mayor obligación ética de atender prioritariamente sus carencias.
El primer mandatario admitió que en los habitantes del país no se ha materializado el derecho a la alimentación, como garantía humana y consagrada en el artículo cuarto constitucional.
Con la presencia de la mayoría de los gobernadores del país –faltaron los mandatarios de Jalisco y Guerrero– así como de los integrantes del gabinete legal y ampliado, el titular del Ejecutivo indicó que la cruzada contra el hambre busca mover a todo el gobierno, a todos sus órdenes e instancias para atender a los mexicanos con mayor necesidad.
“Esta cruzada no es una medida asistencialista, no se trata sólo de repartir alimentos. Es una estrategia integral de inclusión y bienestar social, un cambio estructural en materia de combate a la pobreza”, indicó el presidente Peña Nieto.
Añadió entonces que los programas sociales tienen que evolucionar pues si bien ha habido mayor inversión para los mismos, en los últimos años no se ha avanzado lo suficiente en sus resultados de sacar de la condición de pobreza a sus destinatarios. Con esta acción, insistió, se trata “de asegurarnos que estas inversiones realmente tengan mayor eficacia y permitan de manera sensible reducir” las condiciones de miseria en la cual viven muchos mexicanos.
Explicó las acciones de la Cruzada Nacional contra el Hambre, las cuales de manera inicial se focalizarán en las regiones, municipios y colonias registradas en las estadísticas nacionales como las de mayores carencias.