Este inicio en su gestión, que se demoró por media hora debido al retraso de la comisionada María Elena Pérez Jaén, fue calificado por Laveaga como “lo mejor que le pudo haber pasado”, ya que las acusaciones vertidas en su contra –y que ofreció explicar una a una- evidenció, dijo, la “democracia” que priva al interior del Ifai.
Poco antes de rendir protesta, el secretario del pleno ofreció la palabra a quien quisiera ocuparla. Lo hizo el comisionado Angel Trinidad, quien expuso las razones por las cuales no votó a favor de Laveaga, así como su extrañeza porque lo hicieran Pérez Jaén y la comisionada Sigrid Artz, a pesar de que “en cada reunión privada lo tildaron de perezoso” y reprenderlo “a gritos por no hacer su trabajo”.
Angel Trinidad sostuvo que a pesar de ser el comisionado de más reciente ingreso al Ifai, Laveaga tiene un rezago de 291 asuntos, a diferencia del resto de los comisionados que con más años de experiencia y trabajo en el Ifai rondan los 163. “Pero ya encontró la solución al rezago y a su pereza: ha pedido que el presidente, o sea él, deje de sustanciar recursos, porque él quiere dedicarse a otra cosa”.